Causa pena ver a personas de avanzada edad vivir en soledad y faltas de cariño, siendo totalmente condenable cuando éste no se les presta por quienes están más obligados a dárselo por vínculo filial. El amor a los progenitores, cuando es verdadero, tiene que manifestarse para que lo perciban los padres y no se sientan olvidados ni abandonados. Éstos sufren interiormente la despreocupación, pero raramente la exteriorizan, limitándose a disculpar o justificar la desatención filial con las manidas frases de: “ tienen mucho trabajo, están muy ocupados, viven lejos, bastante tienen con lo suyo,... “. El amor paternal les lleva a ocultar la realidad para que los hijos no queden en entredicho.
Demasiadas veces ocurre que la solidaridad mostrada hacia los demás y entre amigos, se niega a esos padres que se conformarían con una visita, un beso y una sonrisa. ¿ Por qué ? Es para recapacitar. Algo muy grave está pasando en las sociedades avanzadas, lo que no sucede en las primitivas ni depauperadas.
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