A Greta Thunberg la han convertido en un icono defensor de la lucha contra el cambio climático, de la adopción de medidas conducentes para frenarlo y de la sostenibilidad saludable del medio ambiente. Nada se puede objetar a tan buenas intenciones, aunque sí recordar que los ciclos de cambio climático se han producido desde que el mundo es mundo, sin que hubiera efectos contaminantes que se achacan a la modernidad y a los derivados de la subsiguiente y progresiva industrialización.
"Me han robado mi infancia. ¿Cómo se atreven?", espetó la jovencita Greta, de 16 años, a los líderes mundiales, dirigiéndose a ellos impecablemente y con mirada airada. No, jovencita, no. Tal vez haya afectado a tu niñez el síndrome de Asperger que padeces y tu entorno más próximo. A los que se les ha robado la infancia es a esos millones de criaturas del llamado tercer mundo, que vinieron a esta tierra con la miseria por pañales, pocas esperanzas de vida y condenados a la desnutrición, insalubridad e indigencia máximas.
Greta: pese a tus clamores indignados mueves a compasión, pues han hecho de tí un producto manipulable y teledirigido, convirtiéndote en una falsa heroína. No eres consciente de ello. Si algún día te das cuenta de que estás siendo explotada y manipulada, podrás volver a la realidad, ser tú misma y deshacerte de las ataduras externas que te atenazan. Tu mirada y hablar merecen ser dulces y apropiadas a tu juventud. La efímera fama de la que ahora gozas es un producto de “ marketing “. No te dejes atrapar por él ni acabes siendo una muñeca rota. ¡ Dios no lo quiera, querida Greta !
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