lunes, 4 de octubre de 2021

EL BUEN CAMINO

Nos preocupamos por el presente inquietante y por lo que será el futuro incierto, repitiendo la muletilla de que “ Dios dirá y proveerá lo que tenga que venir y suceder “. Olvidamos la transcendencia del ser humano y que Dios nos hizo libres, tanto para decantarnos por el bien o por el mal, como para diseñar nuestro proyecto vital y el de las generaciones venideras, aunque hay factores internos y externos que, con frecuencia, trastocan los planes de los hombres; mas no por ello hay que resignarse, sino crecerse y enfrentarse a las adversidades, sin que nos domine y silencie el apabullante ruido circundante.

 
La “ batalla “ contra el mal y el miedo se ha de entablar desde las rectas convicciones profundas, pensando en el bien común, dispensando amor, desterrando las crispaciones y los desencuentros evitables, lo que no es fácil de llevar a la práctica, ni lo ha sido en la historia de la Humanidad. Es la eterna cuestión de la utopía inalcanzable; pero no por ello hay que dejar de obrar, para intentar que se convierta en realidad. Aunque no se consiga, siempre quedará la satisfacción de haberlo procurado; no obstante, subsistirá la pregunta de si se hizo o se pudo hacer algo más. Si surge este interrogante en la conciencia, será la señal de haber elegido el buen camino. La mayoría necesitamos emprenderlo; y los que lo han iniciado, seguirlo hasta el final.

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