No estamos para alegríascon lo que hay y por venir.Mal presente tenemos,y peor porvenir nos espera.Los precios se disparan,los impuestos no paran de subir,el carro de la compra se resiente,nuestro destino es el sufrir.A pagarlo, como siempre, “ poca ropa “que, al paso que vamos,no tendrá para una aguada sopa.Habrá que alumbrarse con velas,prescindir del aire acondicionado y la calefacción,alimentarse, cual gallinas, con salvado,olvidarnos de la locomoción a gasolina o gasoil.¿ Volverá el estraperlo,el trapicheo como se pueda,no ir a la peluqueríay cortarse en casa el pelo ?La influencia del Covid y la locura de Putinen estos males es evidente,pero el Gobierno manirroto y su presidentelos agravan, haciéndolos persistentes.Pese a los tenebrosos augurios,hay que hacer frente a la adversidad,a la espera de que las urnas dejen ver la luz,desaparezca la densa niebla,y este país camine hacia la normalidad.La desconfianza recurre al clásico:¡ Cuán largo me lo fiais !
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