El terrorismo islamista no descansa.
Constantes son sus ataques.
Permanentes sus amenazas.
Actúa al menor descuido.
Aprovecha cualquier oportunidad.
Varias son sus franquicias.
Una de ellas es Hamas que,
desde Gaza, lanzó hoy
5000 misiles sobre Israel.
Los comandos yihadistas,
sortearon las vallas fronterizas,
sorprendieron a los desprevenidos
israelitas,
sembrando muerte y pavor.
La respuesta al ataque ha sido
pronta:
Israel declara el estado de guerra.
Contraataca de inmediato,
llama a sus reservistas,
y activa los medios adecuados.
Los llamados “ daños colaterales ”
se producirán por ambas partes.
El conflicto bélico, desatado por
Hamas,
puede durar más o menos.
Pero, al final, Israel vencerá.
No suele andarse con remilgos.
Quienes han pretendido antes
desalojarla
de su tierra y lanzarla al mar,
han pagado cara su osadía.
Parece que no es posible
la paz duradera en esa Tierra
Sagrada.
Varios intentos se han frustrado.
Siempre tropezando con la misma
piedra.
Destino fatal el de la Humanidad,
peleándonos unos contra otros,
en vez de darnos la mano.
Hay muchos intereses de por medio,
excusándose en ocasiones
con antagonismos religiosos.
Se dice y sospecha que Irán
ha facilitado medios a Hamas.
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