Israel no pone la otra mejilla;
aplica la Ley del Talión.
El “ Ojo por ojo y diente por diente
“
es su solución, para asegurar su
existencia
como nación.
Rodeada por tantos enemigos,
que al mar la quisieran arrojar,
no está dispuesta a otra diáspora,
ni ir a tumbos a merced de las olas,
sin tierra firme y segura
en la que asentarse y habitar.
Sión estalló como volcán en
erupción,
al verse atacada por la terrorista
Hamas.
No responde con” Shalom “,
a quienes, al profanar su
territorio,
no dijeron “ Salam Malecum “.
Estos bestias desalmados asesinaron,
degollaron,
violaron y secuestraron;
provocaron inenarrable horror.
Antes de que la guerra vaya a más,
y siga muriendo gente inocente,
que prevalezca la humanidad.
Aunque la legítima defensa
es un derecho y obligación del
agredido,
que prevalezca la reconciliación,
tantas veces frustrada y utópicamente
deseada.
El terror
infernal y la devastación,
presentes y prestos para llegar,
sean curados y prevenidos con
“ Pax tecum, et cum spiritu tuo “.
Que el mundo haga suya
la oración franciscana por la
paz:
¡ Señor, haz de mi un instrumento de
tu paz !
Pese a los buenos deseos, Israel no
puede
dar marcha atrás.
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