Son mayores, de avanzada edad,
rayando o en plena ancianidad.
Saben lo rápido que han pasado los 
años.
La cita con el final tardará más o 
menos.
La edad no perdona la factura vital a 
cobrar.
La sabiduría y experiencia 
acumuladas
son un depósito de vivencias,
adquiridas en la “ escuela de la vida 
“.
Sin asignatura que estudiar y 
aprender.
Cada persona es única,
su biografía desigual.
Las personales trayectorias vitales,
a lo largo del tiempo y el espacio,
descubren el complicado entramado de la 
Humanidad.
Escuchémosles con atención. 
Démosles cariño y ternura.
Sus diferentes avatares vividos,
si se prestan a contarlos,
pueden servir de provechosa lección.
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