Hay gente “ más papista que el papa 
“
 
en los  extremos de la derecha  
 
y de la izquierda.
 
Si hubiera que elegir entre las dos,
 
la decantación es clara. Sin dudarlo, 
 
por la primera, defensora de la 
unidad
 
de España y las esencias de la 
Nación.
 
Hecha esta aclaración, procede 
afirmar
 
que ambas, por 
costumbre y afición,
 
tienden a la descalificación
 
de las posturas políticas contrarias o 
moderadas.
 
Aferrados a su pasión, disfrutan
 
lanzando sus anatemas,
 
aunque no los comparta el receptor.
 
Su proselitismo insistente causa 
rechazo,
 
aunque algunos pican el anzuelo
 
lanzado por el infatigable pescador.
 
Cuando conocen las obsesivas 
pulsiones
 
de muchos de los que llevan la caña, disconformes 
éstos 
 
con las de formaciones a las que antes votaban
 
o con las que bien se llevaban,
 
piensan que “ para ese viaje no hacían falta 
alforjas. 
 
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