Los disturbios en Torre-Pacheco
no han surgido de repente.
Se encendió la mecha de retardo,
con la inmigración ilegal africana,
que lentamente fue chispeando.
El apaleamiento de un anciano,
al parecer por tres magrebíes,
fue la gota que colmó el vaso,
produciéndose enfrentamientos
violentos entre, según se dice,
forasteros nacionales y los no
pachequeros
venidos de “ allende los mares “.
Lo refuerzos policiales, para evitar
la confrontación, se fueron
racionando,
formando una barrera entre los dos
bandos.
Es posible que se haya utilizado
algún “ agente provocador “, para
reclutar gente con la que hacer frente a
los
“ guiris “ envalentonados, que
imponen
“ sus leyes “ a la autóctona
población.
A raíz de este follón, el foco de la
atención,
ha sido dirigido hacia la “ xenofobia de VOX “.
Es la muletilla oficial contra
Abascal
y su gente; formación a la que se
quisiera ilegalizar, y que debería
tranquilizarse
para no facilitar tan inicuo
propósito.
Mientras se machaca la opinión con estos
enredos
y malintencionados juicios de valor, se pasa
por
alto que el “ pirotécnico “ facilitó la
entrada
del “ explosivo clandestino “, que está
extendido
por todo el territorio nacional, prendiéndose la
mecha de retardo,
que, tarde o pronto, provocará la
explosión.
Necesitamos inmigrantes legales,
dispuestos
a trabajar,
integrarse y que podamos convivir
pacíficamente con ellos. Afirmar
esto
es una obviedad, que no se puede negar.