Se dice: que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer; pero no se dice que detrás de un hombre desgraciado puede haber una perniciosa mujer.
Se dice: que de tal palo tal astilla; pero se olvida que incluso la peor astilla vale, en los rigores del invierno, para alimentar la chimenea del hogar.
Se dice: que nobleza obliga; pero se obvia que la nobleza no proviene del rango ni del linaje o cuna, sino del compromiso personal con la rectitud.
Se dice: que el hábito no hace al monje; pero se ignora que el ropaje de la función o cargo los hace reconocibles y, por tanto, condiciona guardar las formas.
Se dice: que todos somos iguales ante la Ley, pero se constata que no se aplica por igual a todos.
Se dice: dime con quien andas y te diré quien eres; pero no se pregunta el porqué de con quién andas.
Se dice: que la avaricia rompe el saco; pero hay sacos que aguantan el peso del cemento.
Se dice: haz bien y no mires a quién; pero cómo estar seguro, en muchas ocasiones, que haces un bien.
Se dice: si quieres saber quién es fulanillo dale un carguillo; pero porqué hacer la prueba con un fulanillo.
Se dice: quien esté libre de culpa que tire la primera piedra; pero debemos ser inmaculados ya que las lapidaciones están al orden del día.
Se dice: que unos tienen la fama y otros cardan la lana; pero hay demasiados cardadores que sirven de chivo expiatorio cuando vienen mal dadas.
Se dice: que quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija; pero la cuestión es la clase de árbol. No es la misma la del chopo que la de la higuera.
Se dice: que quien la hace la paga. Depende, algunos no pagan ni con el acoso del cobrador del frac.
Se dice: mal de muchos, consuelo de tontos; pero ante el mal, los considerados tontos, mas que consolarse se espabilan.
Se dice: que por la boca muere el pez; pero la labia de algunos peces supera a los de los antiguos charlatanes y los hace supervivientes natos.
Se dice: que las promesas electorales son para no cumplirlas(Tierno Galván), ya veremos...
Se dicen tantas cosas...Lo cierto es que del dicho al hecho hay un trecho. Dejémoslo hoy así, sin meternos en berenjenales, pues no está el horno para bollos.
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