martes, 13 de diciembre de 2011

“¡QUÉ PAÍS, MIQUELARENA!”

 

Al Sr. Camps, ex presidente de la Comunidad Valenciana, de cuyo cargo dimitió para más libremente ejercer su derecho a la defensa por la acusación de haber aceptado unos trajes, como obsequio de un amigo, regalo que niega, se le lleva a juicio oral. Al Sr. Bono, ex presidente del Congreso, por percepciones en razón de amistad, pero cuantitativamente más sustanciosas económicamente, ni siquiera se le investiga judicialmente. El primero no ha tenido incremento patrimonial durante su carrera política; el segundo, todo lo contario.

A Jueces y fiscales que creyendo en la Justicia han tratado de cumplir su trabajo con rigor, en casos de gran trascendencia o por afectar a personas importantes, se les aparta o se les hizo la vida imposible(Marino, Gómez de Liaño, Fungariño, Gordillo,etc.).

EL Juez que "veía amanecer"( prometimos hace tiempo no ocuparnos de él ni pronunciar su nombre), se permite el lujo de recusar a todo “quisqui” de su gremio que vaya a enjuiciarle, abusando de argucias legales propias de delincuentes de "cuello blanco", en busca del tribunal " ad hoc" que no le condene.

El Gobierno, en sus postreros días, indulta a un alto directivo de un importante banco; mientras tanto, un vulgar delincuente lleva más de treinta años en la cárcel. Para este pobre diablo no hay piedad.

Los etarras, nacionalistas y socialistas " comprensivos", piden el acercamiento a cárceles del país vasco, o próximas, de terroristas ; como paso previo a un reivindicado indulto, alegando las dificultades que implican los desplazamientos de sus familiares para visitarles, y poco a poco se accede a ello. A los demás presos, no terroristas ni con delitos tan graves, y a sus familias, que les zurzan. Algunos malvados piensan que las victimas del terrorismo son solo la quejica mosca cojonera, a las que hay que ignorar o tratar de silenciar.

Se fotografían los de Amaiur frente a la puerta principal del Congreso que desprecian. Ufanos, sonrientes, conscientes que han vencido a la denostada España. A sus espaldas, los inertes leones se lamentan; quisieran trocar su modelado pétreo en viviente fiereza, para saciar el hambre con la carnaza cerril que a sus pies posa.

Se decretan secretos procedimientos judiciales y los vemos, por entregas, publicados en uno u otro medio, si son de especial relevancia en función de los implicados. El círculo de donde proceden las filtraciones se reduce a contadas instituciones: quienes intervienen en las investigaciones( a nivel policial, judicial y fiscal)  y su entorno próximo profesional, más los que subrepticiamente, por ascendencia o fisgoneo de "Estado", les es fácil el acceso a las mismas. La cuestión a plantear es el móvil de la filtración, que no siempre es el dinero. No hay que matar al mensajero, pero si actuar con diligencia, que no se ve, para averiguar quién es el que faltando a su obligación deontológica y legal, los revela.

Hartos conocidos son los hechos elegidos a vuela pluma, suficientes por sí solos para repetir:¡"Que país, Miquelarena"! 

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