jueves, 2 de abril de 2015

HIMNO Y BANDERA.

 

España va ligada a sus contradicciones. Hasta su nombre y sus símbolos- himno y bandera- son evitados o rechazados por muchos, preferentemente entre los nacionalistas y ciertos sectores de la izquierda montaraz. Incluso algunos, pertenecientes a lo que podríamos llamar derecha sociológica, practican en ocasiones el eufemismo semántico y el disimulo en aras de lo políticamente correcto y de una actualizada progresía.

Determinados complejos y ancestrales enfrentamientos ideológicos han introducido elementos de discordia y controversia en lo que debería ser el común sentir patrio de los españoles- respeto y orgullo por la Nación y sus símbolos-, cosa que no ocurre en la mayoría de otros países, lo que provoca admiración y envidia si lo comparamos con lo que sucede en el nuestro.

España- la nación más antigua de Europa- que fue Imperio, foco de cultura y expandió nuestra lengua común- debe sentirse orgullosa de ello, fortaleciendo el rico patrimonio que nos une frente a las veleidades y obsesiones disgregadoras. El himno y la enseña nacional ha tiempo que forman parte de aquél; el amor y el respeto por ellos deben inculcarse desde la infancia para extraerlos de nuestro poso de contradicciones. Pese a quien pese, que siempre los habrá. Y el himno que siga sin letra, no habría consenso para ello; las vibraciones íntimas de sus sones no lo precisan.

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