jueves, 23 de abril de 2015

SIN CONTEMPLACIONES CON EL TRÁFICO ILEGAL DE INMIGRANTES.

 

Hay que actuar con urgencia para que las aguas del Mediterráneo dejen de ser las fauces devoradoras de los que, huyendo de sus países por razones de miseria y/o persecución, y pretendiendo llegar a Europa, se embarcan en la travesía que tantas veces no llega a puerto, pereciendo en el intento al naufragar o ser abandonados a su suerte en el mar por las mafias del ilegal transporte humano.

El ingente volumen de tal inmigración irregular, más los millares de fallecidos y desaparecidos a resultas de la misma en el Mare Nostrum, ha disparado las alarmas en la Unión Europea, que hasta recientemente, y salvo sus países ribereños receptores de aquélla, no se implicaba como le era demandado por éstos. Ahora parece que va a tomar cartas en el asunto, y entre las diversas medidas a debatir hoy por la Comisión de la UE se contempla poner en marcha una misión civil y militar para capturar y destruir los barcos utilizados por los traficantes de inmigrantes ilegales en el Mediterráneo.

Lo primordial, por la urgencia y extrema gravedad, es la labor humanitaria de salvamento y la atención  primaria de los rescatados y de los que consiguen llegar por sí. Luego, es cuestión de concertar el destino provisional o final de cada cual o del grupo familiar; no pueden andar errantes, quedar desamparados y sin asistencia. La solidaridad y los canales europeos de colaboración y coordinación deben funcionar.

Paralelamente, hay que conseguir que los gobiernos, de cuyas costas parten las embarcaciones, impidan la salida, colaborando con ellos. En caso de reticencias, "salvarlas". Hay argumentos ( diplomáticos, económicos, de inteligencia,.., más o menos transparentes) seductores y convincentes; políticamente aceptables o moralmente justificables para erradicar o minimizar al máximo el abominable tráfico ilegal de la inmigración y sus trágicas consecuencias.

La UE debe corresponsabilizarse del control de sus fronteras, pero también en la lucha constante e implacable contra las mafias que diseñan y " pastorean"- valga la expresión- en condiciones infrahumanas los penosos y largos recorridos de los que buscan una mejor y segura vida: desde las zonas de origen hasta las de destino. Tales organizaciones criminales conforman una red de complicidades que hay que desenmascarar, encarcelar y descapitalizar.

Conmiseración con las víctimas- lo son los inmigrantes irregulares, que huyen de la extrema penuria y las distintas clases de persecución- ¡ toda!. Contemplaciones con los que se aprovechan de ello, ¡ ninguna !

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