miércoles, 22 de abril de 2015

LA INTROSPECCIÓN: ESPEJO DEL ALMA.

 

Es frecuente echar la culpa de las desventuras propias y ajenas a otros para eludir mirarse ante el espejo de la conciencia personal, no sea que la imagen retratada resulte desfavorecida. Por ello es recurrente responsabilizar en exclusiva a la sociedad en su conjunto, al sistema dominante, a tal o cual grupo social,..., sin pararse a meditar qué parte nos corresponde de la culpabilidad derivada a terceros. Es la postura huidiza y cómoda: exposición de problemas y sus causantes, reales o ficticios, siempre los demás, sin implicarse en lo que pueden ser posibles soluciones, sea a nivel individual o colectivo, con manidas frases como: " yo ya tengo bastante con  lo mío, que lo hagan quienes cobran para ello,..."

La persona vive en sociedad, y cada una, dentro de sus posibilidades, facultades y con los medios a su alcance, debe participar en su mejora, en la consecución de un mundo más justo y humano. Siempre se puede hacer algo o más. Recurrir sólo a la permanente queja no razonada ni justificada no es la solución; aumenta el problema y arroja un vaho que nubla el camino a seguir para encontrarse con uno mismo y con los demás.

El " conócete a ti mismo" ( nosce te ipsum ) implica desnudar el alma para buscar y profundizar en el " yo" personal e indagar sobre carencias, errores, aciertos,..., y el amplio abanico de posibilidades del potencial humano. Tal ejercicio de introspección es el que puede alejar la pasividad, el egoísmo y el derrotismo, acercarse y comprender a los demás, y descubrir cómo se puede ser útil al prójimo. Yendo por metas, hay que empezar por uno mismo y el entorno más próximo como premisa para procurar logros mayores: la bondad en la Humanidad.

1 comentario:

  1. Bonita reflexión. Una pena, en los tiempos que vivimos, no pararnos más a pensar quiénes somos, dónde vamos y cómo queremos ser.

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