El independentismo irredento catalán, con la equidistancia repugnante de Podemos y sus confluencias, continúa con su pulso al Estado de Derecho e incentivando la desobediencia rebelde. No dará marcha atrás, pese a las oportunidades que ha tenido. Utilizará mil artimañas engañosas para paralizar la aplicación del artículo 155 de la Constitución, e intentar crear discrepancias entre los partidos que apoyan una medida tan excepcional.
No cabe fiarse de Puigdemont y comparsa. Han ido demasiado lejos conscientemente. La posibilidad de un adelanto electoral en Cataluña no conllevaría la renuncia explícita y permanente a la independencia, ni la vuelta a la legalidad. Delirios secesionistas aparte, les inquieta mucho perder las millonarias “ pelas “ que van a sus bolsillos, y que paga la España que “ les roba “.
Ahora que, sin venir a cuento, el independentismo catalán utiliza el recurso engañoso de llamar franquistas a quienes se oponen a sus delirios secesionistas, ¡ cómo no recordar los recibimientos fervorosos que le dispensaban al Caudillo cuando visitaba Barcelona !
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