Los independentistas catalanes venden muy bien su “mercancía” a ciertos corresponsales de medios extranjeros acreditados en nuestro país, con lo que se difunde en el exterior una apreciación distorsionada de la realidad y de las medidas legales y políticas emprendidas en contra del desafío secesionista. En paralelo, se echa de menos un contra-relato eficaz y convincente por parte de los responsables de la comunicación gubernamental, estén destinados en las embajadas o trabajando aquí, que ponga las cosas en su sitio.
Los pronunciamientos de la la Unión Europea y de otros Gobiernos democráticos occidentales son claros en favor del cumplimiento de la legalidad constitucional y de los graves peligros y perjuicios que acarraría la declaración unilateral de independencia, pero asunto diferente es la influencia en sectores de la opinión pública, en base al relato sesgado y a la línea editorial de determinados medios foráneos.
El PP nunca fue hábil con la comunicación, parcela ésta que, en demasiadas ocasiones, la ha tratado con torpeza. La piedra de toque sirve para demostrar la verdad o la autenticidad de una cosa. No basta con ser consciente de que te asiste la razón, sino echar mano de aquélla para poner al descubierto las falacias y argucias de los secesionistas engañabobos, empecinados en presentar y vender lo que es plomo, bajo la falsa apariencia de lingotes de oro.
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