Los antiguos charlatanes iban de pueblo en pueblo vendiendo sus mercancías. Por un duro ofrecían una manta y, como añadido, regalaban un conjunto de objetos como pañuelos, hojas de afeitar, la pastilla de jabón,etc. El público, asombrado por tamaña ganga, rebuscaba en sus bolsillos para reunir las cinco pesetas que conformaban el duro.
Los políticos de la izquierda populista hacen otro tanto, sobre todo ante la proximidad de elecciones. Tanta es la gama de sus ofertas, que para intentar llevarlas a la realidad en caso de triunfar, recurren a esquilmar al contribuyente con subidas de impuestos y gravámenes de diversas clases. Ni por asomo se les ocurre el adelgazamiento de la Administración y la reducción del gasto, cuyos costes son inasumibles, como tampoco el cierre de los chiringuitos clientelares. Se afanan más en colocar a sus afines ideológicos que en fomentar las condiciones que faciliten el aumento del trabajo productivo, la eficiencia gestora del dinero público o la reducción de tantos trámites burocráticos innecesarios y multiplicados.
Los charlatanes iban a las plazas de los pueblos, hacían la venta y ¡ hasta la próxima ocasión ! Los actuales, a los que se ha hecho referencia, cuando plantan su bastón de mando se aferran a la poltrona, se entrometen en la esfera privada, nos vacían la cartera y hasta nos dictan lo que hay que pensar y decir.
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
miércoles, 15 de mayo de 2019
DE CHARLATANES
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario