Los denominados “ okupas”,
profesionales del movimiento y activismo del mismo nombre, se creen con derecho
a instalarse y habitar en las viviendas ajenas sin el permiso de sus
propietarios, contraviniendo la Ley. La suya es la de la selva y como salvajes
se comportan. La anarquía es su bandera, forma de actuar y pretexto. No son
ácratas filosóficos, sino el desecho social que aboga por el “ Sin Dios, ni
Patria, ni Rey ni Patrón ”.
Tales parásitos sociales se
aprovechan de los vericuetos y resquicios legales, de la disparidad de criterios
jurídicos y de la lentitud y benevolencia de la Justicia, actuando mafiosamente.
En varias ocasiones, para escándalo de la ciudadanía, se han visto amparados y
sufragados por algunas autoridades políticas de la izquierda
radical.
El caso es que los propietarios de
los inmuebles ocupados se sienten desprotegidos( los procesos para recuperar su
propiedad se eternizan ), el vecindario vive atemorizado y por el efecto llamada la zona se
degrada, convirtiéndose los “ okupas “ en los amos del barrio.
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