Sin golpistas, respaldos y apoyos no hay golpe. El último fue el del
23 de
Febrero de 1981, que era esperado por muchos, dada la escalada terrorista de
ETA por entonces, pero que en pocas horas fue parado y neutralizado por el
Rey D. Juan Carlos.
Desde hace unos años, el único golpe que se ha
protagonizado fue el del secesionismo catalán del 1-O, que sigue con las
mismas intenciones, compartidas por otras formaciones separatistas y
las
izquierdas radicales. Su finalidad es sustituir el actual
Estado
constitucional por una república federal, mas bien confederal, con
el propósito de trocear España en naciones soberanas y liquidar
la
Monarquía.
Pablo Iglesias, líder del partido de extrema izquierda
PODEMOS y
vicepresidente del Gobierno, es un defensor entusiasta de las
dictaduras bolivarianas, queriendo importar a España el modelo
de
gobernanza de las mismas, caracterizado por la falta de
libertad,
represión, hambre y miseria, mientras que sus corruptas clases dirigentes viven en la opulencia. Que el presidente del Gobierno
Pedro Sánchez cogobierne con él y a su remolque, sólo puede interpretarse
como su afán desmedido de mantenerse al frente del Ejecutivo sin reparar
en medios y socios.
Pablo Iglesias provoca y se equivoca al decir que
el partido VOX
desearía dar un golpe, y si no lo da es porque no se
atreve. No obstante, hay que reconocer que muchos españoles
disfrutan
cuando, una y otra vez, ven la película “ El Golpe ”,
cuyos
protagonistas principales son Robert Redford y Paul Newman.
Posiblemente a Iglesias no le guste este film por ser
estadounidense; prefiriendo el golpe real a la bolivariana y actuar como
guionista y actor principal.
En fin, su mente febril y extremista
ideología sectaria le llevan a
ver fantasmas donde no los hay ni se esperan.
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