PANCATALANISMO

 

 

Los lenguajes son vivos, variados y ricos, introduciendo y exportando nuevos vocablos y modismos, sin perder la singularidad que los diferencia de los otros idiomas o hablas, sea cual sea la extensión territorial de los mismos.

 

 Así, por ejemplo, el valenciano, el catalán y el mallorquín son lenguas diferentes, aunque tienen algunas semejanzas, pero el expansionismo pancatalanista ha querido imponer siempre su genuina forma de hablar y expresarse en la Comunidad Valenciana y en las Islas Baleares, aun a costa de comprar voluntades o por afinidad ideológica en clave político-lingüista.  La pretensión de extender y usar el catalán en ambas comunidades autonómicas es el paso previo e imprescindible para conseguir la quimera de los Países Catalanes, embrión de lo que sería la Nación Catalana, para lo que haría falta un único territorio con una misma lengua.

 

El protocolo de colaboración, firmado el 7 del presente mes por el Instituto de Estudios Catalanes, la Academia Valenciana de la Lengua- ésta con 4 votos discrepantes- y la Universidad de las Islas Baleares, tiende a la unidad de la lengua catalana, aunque se pretenda aminorar su impacto al establecer que “ a la vez recoja y respete la variación interna de cada habla”.

 

Ya acarreó controversias en su día, que subsisten, la denominación de Academia Valenciana de la Lengua ( ¿ de qué lengua hay que preguntarse ? ), cuando lo lógico y correcto hubiera sido, si es que hacía falta su creación, Academia de la Lengua Valenciana. Con la Real Academia de Cultura Valenciana y “ Lo Rat Penat “, las señas de identidad, cultura y tradiciones valencianas estaban aseguradas; pero, por motivos políticos, se instituyó la AVL, financiada con emolumentos y otros dispendios  públicos y desorbitados, mientras que a la RACV y a “ Lo Rat Penat “ le han ido retirando ayudas y asfixiando económicamente.