La remodelación del Gobierno,
por grande que haya sido,
nada a mejor hará cambiar;
seguirá pavoneándose
el gallo, amo del corral.
Exhibición de juventud,
más cuota femenina,
despidos inesperados,
otros “ sanchistas “ ascendidos.
No metió el presidente
la cuchara en sus socios “ podemitas
“,
plato no masticable ni digestivo,
pero necesario, junto a los
separatistas,
para seguir al frente del Ejecutivo.
Lista de espera en las puertas
giratorias;
cesados y los de inferior nivel,
que aquéllos auparon, y caigan en
desgracia,
se darán codazos para traspasarlas,
sea por prurito personal u otros
motivos,
y es que para tales chollos hay
preferencias,
sin importar el valer.
Por buena que fuera la nueva
tripulación,
lo que está aún por ver,
en mala nave se ha embarcado;
el capitán es el que marca el rumbo
con pérfidas intenciones,
complace a aviesos piratas,
esculpe desastre tras desastre.
Así va el barco, dando tumbos,
haciendo aguas por todas partes.
El pasaje grita ¡ auxilio !,
no tiene chaleco salvavidas,
clama al cielo implorando
ser escuchado y no ahogarse.
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