Regodeo ante el mal ajeno.
Si no lo hay, lo inventan.
Odio al adversario
por simplemente serlo.
Exterminarlo quisieran
con métodos totalitarios.
No hace falta señalar
a los componentes del contubernio.
Ellos solos se retratan
por sus imposturas, falacias,
ira en sus rostros y malos modos.
Mal pelaje el de esta gente,
ingeniándoselas permanentemente
para a qué contrincante
y disidente meterle el diente.
No reparan en procedimientos,
para desacreditar a los
que denuncian sus tropelías y maldades.
Vanas son sus palabras.
Los hechos los delatan.
Hay que plantarles cara,
no amilanarse por poderosos que
sean.
Por supervivencia y dignidad,
por medios lícitos hay que
desalojar.
La Nación está en peligro.
Evitemos el derrumbe total.
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