“ No vamos como una moto,
vamos como un cohete “,
dijo el presidente “.
Autocomplacido por su gestión,
anuncia lo del balístico misil.
Que no exagere tanto la velocidad;
puede involucionar el vuelo
y, en caída libre, agotado el
combustible,
rematar lo que anda mal.
Los parámetros de medición
se manejan según intereses varios.
Los evaluadores aciertan o yerran,
complacen o disgustan,
y no todos son de fiar.
Los indicadores más objetivos
son la cesta de la compra,
los ingresos y gastos,
las deudas a pagar,
la productividad, competitividad
y el mercado laboral.
Éstos entran por los ojos,
se sienten en carne propia,
y no son vistos por los
que viven de la sopa boba.
La economía va como va.
Decir que como un cohete,
es estulticia, mentira y
fanfarronería.
Fuegos artificiales, que no calan ya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario