En este Mundo tan convulso
hay quienes añaden leña al fuego,
con tal de promocionarse y figurar.
Se escudan con buscar la paz,
siguiendo caminos torcidos.
Endiosados, se creen el centro
del Universo, y fingen bondad.
No admiten sus limitaciones;
subliman su poquedad,
situándose por encima del bien y del
mal.
Les encantan las adulaciones,
son rencorosos con los que les
critican,
su frialdad del alma no concede
piedad.
Su soberbia no admite someterse
a un diagnóstico mental.
Mas ¡ ay ! Cuando gobiernan,
y tienen la sartén por el mango.
Hacen y deshacen a su antojo,
como si fueran los amos
del cortijo.
Desdichados los peones que
los tienen que sufrir y aguantar.
¡Tales “ locuelos “ son de armas tomar !
Mejor tenerles lejos o meterles en el
corral.
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