Una simple oveja no debe aleccionar al
pastor;
pero sí balar cuando éste no se entrega a su
primordial sagrado menester o hace dejación del
mismo.
Las crisis existenciales que nos
atormentan
y los vacíos del alma precisan escucha, aliento y
espiritual atención.
“ La mies es mucha, pero los labradores pocos;
rogad, por tanto ,
al Señor de la mies que envíe obreros a su
mies .”
Ellos, como personas, sufren soledad,
incomprensiones y amarguras.
Démosles la mano amiga y el afectuoso
respeto.
Que nos vean como amigos y sientan nuestro
cariño.
Seamos un acicate, para que den testimonio y
ejemplo del Evangelio.
La Iglesia necesita de buenos pastores, para que
cuiden de sus ovejas.
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