El maligno y su cohorte infernal
saben lo que pretenden y hacen.
Quieren consolidarse a perpetuidad,
haciendo pasar por buena la maldad.
Al justo lo denigran, sin recato ni 
pudor.
Al tibio lo seducen y encandilan,
para que milite en las luciferinas 
filas.
Al ambicioso y oportunista, sin reparo 
moral,
le ofrecen un puesto aventajado de 
salida,
para que consiga el galardón con mayor 
facilidad.
Es tan burdo y descarado el montaje 
labrado,
que solivianta al personal decente y 
honrado.
Trileros del engaño, sembradores del 
odio,
maledicentes consumados, colocáis en el camino 
bombas de 
retardo.
Aunque las camufléis con dorado 
paño,
son de verdad y pueden explotar.
¿Por qué sois dados al daño ?
Desactivadores de explosivos,
a ellas y a vosotros, peligro 
nacional,
tendrán que anular.
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