Qué poco aclara José Manuel Albares,
al preguntársele sobre cuestiones
de su competencia, cual ministro de
Asuntos
Exteriores, Unión Europea y
Cooperación
del Reino de España.
Poca talla diplomática y de estadista, para tan
larga
y ostentosa función.
Escucha con sarcástica sonrisa,
responde con aires de suficiencia,
repitiendo la misma “ canción “.
De entre los ministros, actúa
como el bufón preferido de su señor.
Al igual que a los otros del
Ejecutivo,
dados a descalificar a la oposición de
derechas,
no se les cree aunque, por error,
digan alguna vez la verdad.
Es la marca registrada del “ sanchismo
“;
tatuaje que, inútilmente, pretenden
ocultar.
Pregonan “ transparencia “.
No revelan lo que bajo mano
se trajina con los conflictos
internacionales y el cercano
Marruecos.
Obligados a guardar los “Secretos de Estado
“,
los que los saben, están en el ajo
y los servicios de Inteligencia
ponen cremallera en sus bocas.
Si la descorrieran, por un desliz o imprudencia,
no nos asustaríamos.
Por encima del deber de reserva,
está el bien superior de España.
Estamos obligados a protegerla y
salvarla.
Pero antes debemos saber quiénes la
amenazan,
sus protectores y el fin perseguido.
¡ Fuera las caretas !
Al enemigo, interior o exterior,
hay que verle la cara,
aunque por la forma de maniobrar,
se intuya por dónde van los tiros.
Nada sucede por casualidad.
A corto o largo plazo, llegará la
calamidad.
Afrontémosla con coraje, gallardía y
serenidad.
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