viernes, 11 de febrero de 2011

CON MI DINERO, NO

 

La última entrada “Los dineros públicos y sociedad civil” terminaba “CON MI DINERO, NO”. Releída horas después y viendo tanto infortunio por doquier (paro galopante, pensiones y subsidios por desempleo que en gran número solo alcanzan para mal vivir, millares de personas sin recurso alguno,…) hemos de sentirnos afortunados quienes, al menos a día de hoy, no pasamos por tan calamitosos trances y disponemos de trabajo o  ingresos con los que vivir más o menos cómodamente, ya con austera dignidad o bien  con lo justo para llegar a final de mes, en todo caso “apretándonos el cinturón”.

“Con mi dinero, no”  es una exclamación exigente dirigida a los que administran los dineros públicos para que hagan un recto uso de los mismos, que deberíamos gritar todos al unísono, tanto los que se sienten afortunados como los en precariedad y sangrante necesidad. No debe interpretarse como signo prepotente e insolidario, si no como generalizado clamor que, punzando las conciencias de quienes todos sabemos, empezaran a remediar los males con ejemplaridad personal y de grupo, acertadas medidas y voluntad común.

El ejercicio del poder desde y en cualquier posición, implica servicio, renuncias y no vasallaje o ser servido. El egoísta ejercicio del mismo, el autocomplaciente disfrute de la “erótica del poder”, el sentirse señor y amo,  conduce al perverso endiosamiento, a anatematizar al discrepante y, en definitiva, a la ruina del pueblo. Total para que, llegado el momento, acompañen al adiós lastimeros desahogos con el “ sic transit gloria mundi”.

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