martes, 1 de febrero de 2011

VERGÜENZA TORERA

 

Si fue decretado por el Gobierno el estado de alarma cuando la huelga de los controladores aéreos, forzando semántica y ley al calificarla de calamidad, ¿qué estado habría que decretar ahora, siguiendo el mismo discurso, ante la calamitosa situación del país desbordado por desgracias privadas y públicas? ¿O acaso,apelando a la misma interpretación, no es desgracia y calamidad el creciente paro, la angustia de miles de familias, el asesinato de indefensos llamado aborto, la rapiña autonómica, la utilización partidista de las instituciones, etc....? y no se sigue por no aburrir insistiendo sobre tantos desafueros  cometidos. Descartados los estados de alarma, excepción y sitio, habría que implantar el de vergüenza torera.

Vergüenza torera que devolviera a los corrales del aislamiento a los mansos astados que, en vez de contribuir en la arena al arte taurino, saltan sobre la barrera corneando a diestro y siniestro al público, deviniendo en tragedia lo que debió ser faena de aliño. Vergüenza torera que impulsara al torero a abandonar el ruedo, cabizbajo y humillado, sorteando las voladoras almohadillas, por su impericia y mal oficio en el arte de Cúchares.

El aficionado pagó su entrada esperando ver una buena tarde de toros, que no llegó ni a ser divertida charlotada. El público reclama pañuelo rojo(¡vaya casualidad!) para el manso merecedor de banderillas negras , de color verde para ser devuelto a los corrales y pareja de la Guardia Civil para quien se creía figura y su cuadrilla. “Quien paga manda” y como no se da la vergüenza torera, a esperar las urnas.

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