miércoles, 16 de febrero de 2011

EL TREN DE LA INSPIRACIÓN

 

Muchas veces se quiere escribir algo y no se sabe sobre qué. Entonces piensas que es mejor dejar la hoja en blanco y aparcar el deseo; pero, en ese instante, viene a la mente lo que respondió Camilo J. Cela cuando le preguntaron sobre la inspiración: “La inspiración te tiene que pillar trabajando”. En esto andamos, aunque no estamos ante vinculación, compromiso o exigencia laboral alguna, sino más bien ante auto impuesta disciplina en intento de positiva aportación; el que no se consiga, por impericia o yerro, es otro cantar. Ya, al menos, hemos juntado palabras emborronando la inicial cuartilla en blanco.

Con todo lo que se escribe, dice y sucede andamos sobrados de información y cada  cual tiene formada su opinión, pese a que  los gurús socialistas que, creyéndose el papel que representan y lo de  “cien años de honradez”, a cuyo lema alguien apostilló “…y cuarenta de vacaciones”, no tienen la menor vergüenza en enarbolar la bandera de la pulcritud y ética . Carecen de autoridad moral para presentarse como paladines de la decencia, ni por lejano tiempo pasado, reciente o actual.

Endiosados en su estatus, sin asumir errores ni responsabilidades por acciones abyectas, se obstinan en el " cuando peor, mejor", en "la huida hacia adelante"·, ignorando" que el tiempo pone a cada uno en su sitio" y la certeza que, pese a los pasajeros oropeles carnavalescos, no podemos desprendernos del " Memento homo, quia pulvis eris et in pulverem reverteris”. (Acuérdate hombre, que polvo eres y al polvo regresarás).

“Aquellos polvos trajeron estos lodos”, dice el refrán. Trampa para incautos caminantes es el barro cubierto con paja.  Los “ Corleone" de hoy no te liquidan  con la “lupara”, lo hacen a base de disgustos, con la simbólica caída de ojos y el beso de Judas. Han convertido España en un lodazal; pero no hay que desesperar si a tiempo llega el que nos tienda la vara para escapar de las engullidoras tierras movedizas. Una cosa es que volvamos al polvo como ley de vida y otra que nos cieguen dejándonos espolvorear y nos hundan en negro abismo del que no se pueda salir.

El tren de la inspiración no se detuvo en esta estación, posiblemente porque no admite pasajeros sin billete ni forasteros.  Tal vez lo haga en otros apeaderos en los que también " se cuecen habas" ,pero al menos hay cartero para recoger la correspondencia y buena gente dispuesta a dar posada al peregrino.

1 comentario:

  1. Aprovechando que se menta al ilustre gallego Cela, no puedo evitar acordarme de unas de sus anécdotas más simpáticas que protagonizó como senador. Estaba el escritor echándose una siestecita en plena sesión parlamentaria cuando un cura le despertó preguntándole si estaba dormido. Claro, Cela en un arranque de sinceridad le contestó que no estaba dormido sino durmiendo. El cura perplejo, que no entendía esa respuesta le replicó que si no era lo mismo, y Cela, tan Nobel como era se lo explicó rapidito, diciéndole "No son lo mismo, son cosas distintas ya que no es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, de la misma manera que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo". Eso era una pluma con raza y podería.

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