viernes, 11 de febrero de 2011

LOS DINEROS PÚBLICOS Y SOCIEDAD CIVIL

 

Los impuestos deberían emplearse en su totalidad para atender las necesidades de los gobernados y de la sociedad-nación española, administrándolos responsablemente, fijando justas y legítimas prioridades , absteniéndose  de ciertos repartos al tuntún, de estrambóticas veleidades y caprichos, en un mercadeo espurio de compra de voluntades, adhesiones y usos “propios; pero la diaria realidad nos muestra lo contrario y no precisamente desde ahora, si no que se viene arrastrando de tiempo aunque en los últimos años se ha intensificado la discrecionalidad en el favoritismo y su mal uso, llegándose al claro delito con malversaciones, apropiaciones, falsedades, ilegales comisiones y distracciones, etc...Las noticias al respecto están al orden del día.

Lo preocupante es la escasa reacción ciudadana ante tan interesados despilfarros y el mal uso de los dineros públicos, que debieran ser “sagrados”, asumiéndolo como un mal generalizado y por tanto inevitable. Se llega a la errónea convicción que “ todos los políticos son iguales” y que “el que no roba o se aprovecha es porque no tiene ocasión de hacerlo”. Al conformismo se une  la percepción de que “ hay diferentes varas de medir”, que sí parece haberlas, según quien sea el afectado-presunto o real- ; pero también abundan miembros de diversas instituciones que,por buen oficio,dignidad y honradez, no se prestan a presiones e influencias externas.

Pese a la endémica resignación ciudadana se ven gestos, movimientos y se oyen voces que apuntan a incipiente despertar de la sociedad civil al margen de los órganos de representación clásicos. Cuando el abuso y escándalo supera tantos límites es imprescindible y loable la reacción ciudadana, la pacífica movilización de la sociedad civil para que  sus toques de atención sirvan al menos y de entrada como “aviso a navegantes” ,aunque” no hay peor sordo que el que no quiere oír” ni peores políticos que los que viven de espaldas a la realidad y a los  legítimos deseos mayoritarios del  pueblo español al que miran por encima del hombro y utilizan como pañuelo para usar y tirar.

Lo dicho es extrapolable a otros ámbitos sobre los que recaen decisiones de gobierno que por conocidas, ya expuestas y no extendernos, obviamos. El grito de hoy es : CON MI DINERO,NO.

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