Enredadores los hay en en todos los sitios, parecen serlo por genética, pero siempre subyacen variopintos intereses en su malmeter. Utilizan fórmulas, vías o muletillas apropiadas a cada pretensión, muchas de ellas simplonas y repetitivas: “Se rumorea que…”, “He oído decir…”,”Parece ser…”,” Una persona de confianza me ha dicho…”,” Yo no lo he visto ,pero…”, etc.....
Suelen entrometerse en asuntos que no les concierne, satisfaciendo pulsiones propias y curiosidades insanas ajenas; proclives al engaño y disimulo,propagadores de bulos fabulados por ellos y achacándolos a terceros,…aliñando la faena con “ te lo digo confidencialmente”,” porque creo debes saberlo”,” por lealtad, amistad…”,” es mi obligación que lo sepas…” y rematándola con el “ yo no te he dicho nada, ni se nada”.
Sí, es una especie que se da por doquier, y aunque se les intuye y ve venir rápidamente, se les suele prestar oído:unos por educada paciencia y otros por satisfacer el apetito de chismes y secretillos o por si les afecta. Los menos son quienes cortan por lo sano al inicio de la confidencia-relato, diciendo” no me vengas con cuentos, que no me interesan”; pero en alguna ocasión, tan desabrida y sincera respuesta, puede conllevar el no estar prevenido sobre algo que te puede concernir o interesar, ya que estando harto de oír “ que viene el lobo” y nunca llegó, no has escuchado a quien te anunciaba ,por una vez, su real proximidad.
¿Qué hacemos pues con los enredadores chismosos? Podemos soportarlos estoicamente escuchando, callando y después, si es de tu incumbencia o el asunto puede interesar, pararte a pensar si añade algo a lo que tu ya sabes a ciencia cierta o por fuente fiable de primera mano. Cabe otra opción que solía utilizar importante personaje histórico, que no se cita por si falla la memoria: cuando despachaba con alguno dado a irle con chismes, en los que aludía a una persona concreta, descolgaba el teléfono y en presencia del enredador empezaba a hablar “ Oiga, fulano, estoy con mengano quien acaba de decirme….”El enredador, a la vista del resultado, solía ir a despachar lo imprescindible o no volvía si no era reclamada su presencia.
De todos modos, como los enredadores suelen ser tipos peculiares y en ocasiones graciosos , nada cuesta, por divertimento, oírles si no se extienden mucho y, sonriendo, decirles simplemente “ gracias”; sabiendo que con el chisme se irán en busca de otro y sin descartar que, invocando tu nombre, empiecen “ Acabo de hablar con… y me acaba de decir en secreto….”
Es innecesario matizar que el enredo se da tanto entre hombres como mujeres.¿Proporciones?, quien quiera que las diga. Colorín, colorado, con los seis parrafitos escritos, un distendido rato de sábado tarde ya ha pasado.
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