Putin, Putin, ¿ qué haces Putin? No te conformas con presidir una potencia mundial, Rusia; niegas cínicamente las evidencias, te entrometes con malas artes en Ucrania, colaboras y apoyas militarmente los ataques a su soberanía e integridad territorial. Cuando la OTAN te hace una tímida advertencia, recuerdas al mundo que tu país dispone de armamento nuclear. ¿ Amenaza o estratagema disuasoria para que nadie se oponga, de verdad y con hechos, a tus planes expansionistas?
Pudiendo estar y llevarte bien con la Unión Europea y las democracias occidentales, prefieres excitar los sentimientos del alma rusa, ir a tu aire y tratar de revivir un imposible: la fenecida URSS ( Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) orbitando en torno a Moscú. Sabes bien que no lo conseguirás; pero los territorios que afanares por el camino, conociendo como conoces la pusilanimidad y divergencias entre sí de los que pueden frenarte, no tendrán contigo vuelta atrás.
Con todo, estás siendo una peligrosa mosca cojonera, volando por aquí y por allá, buscando dónde posarte, picar y chupar. Como si no hubiera ya bastantes conflictos en el mundo, organizaste lo de Crimea; por las bravas te quedaste con ella y, no conformándote con tan goloso pedazo de pastel, pretendes engullirte, si no te lo impiden, la tarta entera ucraniana.
Tal vez, cuando el pueblo ruso se harte de la deriva a que le llevas y el riesgo que comportas, te jubile. El retiro podrá ser en una lujosa dacha o en un paradisiaco lugar de descanso occidental para capitalistas. Hace tiempo que formas parte de ese exclusivo y privilegiado club.
Ucrania necesita urgentemente ayuda. La OTAN y la UE están tardando en darla, de una forma efectiva y proporcional, que haga que saques tus zarpas de dónde no debiste meterlas y te largues con el rabo entre las piernas. No será fácil. Quieres ser un zar imperial pero, ironías de la vida, tu casta es kgbera.
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