sábado, 25 de agosto de 2018

“ SURSUM CORDA “

Según el DRAE, el “ vivalavirgen” es el “ indiferente ante las cuestiones que importan o se debaten en la vida social “. Al igual que los  pasotas, se caracteriza habitualmente por su egoísmo, falta de compromiso y  frivolidad ante la vida, yendo solamente a lo “ suyo “, a lo que satisface sus apetencias personales. Su máxima es “ primero yo y después el diluvio “.

Esta figura se da en todos los ámbitos, pero es más dañina cuando recae sobre quien lleva la gobernación de un país. Lo estamos viendo con Pedro Sánchez, quien actúa como si fuera el dueño caprichoso de un cortijo, haciendo, deshaciendo y rectificándose casi a diario. En el poco tiempo que lleva al frente del Gobierno ha demostrado tendencias autoritarias, abusando a base de decretos y haciendo concesiones a quienes pueden apearle del poder.

En tal aspecto podría ser tildado de un “ vivalavirgen” de la política, que establece las reglas del juego ¿ democrático ? “ ad maiorem gloriam suam “. Durará en el cargo el tiempo que quieran los partidos que le auparon al mismo. Él lo sabe, y si para complacerles tiene que emular a Atila lo hará. Eso sí, con “ diálogo”.

Este empuje arrollador, avalado de momento por las izquierdas extremas y secesionistas, ha llevado a muchos del común a guardar cautela y tener no poca preocupación. Desengañados, defraudados o desesperanzados, están desmotivados, y su escepticismo les impulsa a no seguir luchando por un compromiso o proyecto que dan por perdido. El letargo anímico que sufren puede ser pasajero, a la espera de mejores tiempos y condiciones favorables para revertir la situación, aunque costará lo suyo reconstruir y levantar lo que el susodicho y su comparsa se empeñan en derribar.  Ante ello: “ sursum corda “. Hoy más que ayer. La historia es pendular.

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