lunes, 26 de agosto de 2019

DE LAMPEDUSA A ESPAÑA

Si el Gobierno español se ofreció para hacerse cargo de 15 inmigrantes del “Open arms “, que finalmente atracó en Lampedusa, lo lógico hubiera sido concertar con el Ejecutivo italiano, si es que no lo hizo, cómo llevarlo a cabo del modo más eficiente. El caso es que se envió a un buque de la Armada española, el P45 Audaz, a tal efecto, resultando que éste no puede fondear en el puerto de Lampedusa por insuficiencia de calado. Y allí está, anclado frente a la costa, a la espera de lo que se decida.

En el caso de haberse negociado el traslado con el Gobierno italiano, posiblemente hubiera sido más rápido y barato fletar un avión desde España, preferentemente el que se utiliza para repatriar, con escolta policial, a  grupos de extranjeros expulsados, pero en esta ocasión para traerlos a nuestro país.

No entramos en el fondo de la inmigración ilegal, lo estipulado por el derecho marítimo sobre náufragos, quiénes deben ser considerados como tales y la cuestionabilidad de determinadas ONG, como el “ Open arms “, dedicadas al salvamento de “ náufragos “, pues expertos en la materia ya se han pronunciado.  Ello no empece para que la postura cambiante de nuestro Gobierno, nos parezca oportunista e improvisada y a merced del soplar de los vientos. Pero cuando se compromete a un acuerdo con la Unión europea, como el caso que nos ocupa, se cumple de la mejor manera y punto. En fin, una gran chapuza no imputable a la Armada, que se limitó a cumplir las órdenes del Gobierno.

De Lampedusa a España hay poco trecho aéreo. Faltan explicaciones convincentes.

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