sábado, 10 de agosto de 2019

SÁNCHEZ ANTE EL ESPEJO

Sánchez, llevado por su ambición desmedida de poder, no repara en medios para conseguirlo. Igual le da cuatro que cuarenta con tal de alcanzarlo. Mientras tanto, mantiene al personal en vilo. Va preparando el terreno para echar la culpa a terceros, si fracasara en su intento de investidura y hubiera que ir a unas nuevas elecciones ¿ O es esto lo que pretende, pensando que, según las encuestas, saldría favorecido ? De no obtener el PSOE una mayoría abultada de escaños, y se viera obligado a pactar, seguiríamos en las mismas. Y Sánchez ¡ tan feliz ! Lo suyo es residir en la Moncloa, aunque sea en funciones o provisionalmente, y mirar por encima del hombro a los demás. Sus ambiciones personales le llevaron y llevan a una errática y desconcertante gobernabilidad. Cuando le pregunta al espejo si hay alguien más guapo que él, se responde él mismo, y el limpio cristal se ve empañado por el vaho de la nada.

Los dirigentes socialistas actuales lo saben, pero no le plantan cara. Pesan más los cargos, sueldos y las prebendas.

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