El seguidismo pancatalanista que se hace desde la Generalidad valenciana respecto de la catalana es evidente, siendo “ vox populi “ entre los valencianos que comparten el amor a su “ terreta “ con el de España. Es de tan escandalosa gravedad que hasta bastantes medios nacionales lo han denunciado. Pero los responsables políticos siguen a piñón fijo con sus imposiciones autoritarias, despreciando y desoyendo el sentir mayoritario de los valencianos.
La punta de lanza penetra con insistencia en la educación y en la política lingüística, actuando como comisario político el consejero del ramo Vicente Marzá. Además de regar con dinero las entidades catalanistas, a la vez que se regatean o anulan para asfixiarlas, a las genuinamente valencianas, con el beneplácito del presidente del Gobierno autonómico, el socialista Ximo Puig, quien no lleva la contraria a Compromís, su socio en el Ejecutivo regional. El Sr. Puig, hombre de buenas palabras y modales, se lava las manos cual Pilatos, aunque el PSPV nunca le ha hecho ascos al pancatalanismo.
Se hacen esfuerzos inauditos para implantar el monolinguismo en valenciano, cuando en realidad es el catalán, llegándose al extremo, imitando al vecino del norte, de promover una serie de directrices y “ espías “ para asegurarse de que tanto los profesores como los alumnos no se expresen en castellano durante las horas de recreo o descanso, como tampoco en las diferentes áreas de la Administración Autonómica.
Hace años se empezó así en Cataluña, y ya se ve el resultado del continuado adoctrinamiento y manipulación. De no corregirse en la Comunidad Valenciana tanto desafuero, del que el lingüistico es una muestra, se podría dar el salto al desdichado “ procés “ catalán y a la reivindicación de que “ Som una nació. Nosaltres decidim”. De hecho los pancatalanistas valencianos están ya decidiendo con impunidad y descaro, importándoles un bledo el sentir y los derechos de quienes no lo son.
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