martes, 3 de mayo de 2022

ESPIAR Y ESCUDRIÑAR

  

A raíz de que el ministro de la Presidencia Félix Bolaños, comunicara ayer, en una rueda de prensa repentina y en día festivo, que su presidente Pedro Sánchez y la ministra de Defensa Margarita Robles, fueron espiados hace un año mediante el “ hackeo “ de sus móviles, y a través del programa “ Pegasus “ por servicios externos desconocidos, se han desatado todo tipo de especulaciones al respecto, en las que no vamos a entrar por ser un terreno resbaladizo.
 
El espionaje entre Estados, amigos o no, se da por supuesto, siendo diferentes las motivaciones, los objetivos y los fines perseguidos. No hay que escandalizarse por ello, sino tratar de prevenirlo, detectarlo a tiempo y minimizar sus efectos, ya que la seguridad total, como en tantas otras cosas de la vida, no existe.
 
De un modo u otro, al utilizar las redes y la telefonía móvil se almacenan nuestros datos, se puede penetrar en nuestras intimidades y en multitud de aspectos más, siendo todos conscientes de ello y potencialmente “ espiados  “. Es el precio a pagar con el desarrollo imparable de las nuevas tecnologías y su uso generalizado. Pero lo más preocupante e inevitable es el auténtico espionaje en contra de los intereses del Estado concernido. El mejor espía es el que no es conocido, ni deja rastro de las actividades que ejerce ni pueden atribuírsele. Las novelas e historias sobre ellos son atrayentes, pero suelen quedarse cortas con la realidad, máximo en los casos de los espías dobles, triples o cuádruples, que los ha habido y los hay.
 
Los que pertenecemos al común de los mortales sólo somos escudriñados; lo sabemos o intuimos y lo aceptamos, aunque no nos guste. Para figurar entre los candidatos a espiar de verdad, tienes que ser una destacada e importante personalidad en cualquiera de las facetas de la vida política y social. El resto, que conformamos la mayoría, somos unos “ Don nadie “. Sólo podremos ser susceptibles de atenta y especial observación si delinquimos o nos proponemos hacerlo. Así que tranquilos y a portarse bien.

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