El desvío de casi 700 millones de
euros,
por la Junta de Andalucía,
no fue moco de pavo.
En vez de destinarlos a los
aprobados
y legítimos fines iniciales,
fueron utilizados para comprar
voluntades,
recibir altas comisiones,
hacer clientelismo político,
y asegurar la permanencia del socialismo
andaluz
en el poder durante sucesivas
legislaturas.
Era un secreto a voces, hasta que
dejó
de funcionar la mafiosa ley de la “ la omertá
“.
Se empezó la investigación y se
pronunció
la Justicia, condenando a muchos
implicados
en el llamado caso de los ERES.
Este ha retomado actualidad al ratificar el
Supremo
la sentencia del Tribunal Superior de
Andalucía.
Pero el hecho de que confirmara la inhabilitación
de Chaves y Griñán, más 6 años de prisión para
este último,
ha provocado la reacción contrariada de los
líderes socialistas,
quienes defienden la honradez de
ambos
y que ninguno de los dos se ha llevado un euro
para sí.
Nada hay que objetar a lo último. Cabe suponerlo,
pero lo desconocemos.
Aunque la honradez (RAE: “ rectitud de ánimo, integridad en el obrar “ )
no la practicaron en el caso de los ERES, ya que
parece
imposible que no los conocieran y toleraran,
como
probablemente otras altas instancias del partido
a nivel
nacional.
Ahora vendrá el recurso al
Constitucional,
que según juristas expertos tiene pocos visos de
prosperar.
De ser así, Griñán solicitará el
indulto,
el Gobierno lo concederá y no entrará en el
trullo,
o en el peor de los casos será por unos
días.
Mejor para él. Se dice, al igual que de Chaves,
que son buenas personas de avanzada edad.
L a perversa
utilización de los ERES fue la mayor
corrupción conocida en Democracia. Los más
perjudicados,
además del erario público, los
trabajadores honrados
andaluces.
Quedan todavía derivadas del escándalo
mayúsculo
por sustanciarse, para valorar el total de lo
defraudado.
Superará a lo hasta ahora estimado.
Pero el dinero malversado no se
reintegrará.
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