martes, 26 de julio de 2022

PIRÓMANOS Y OTROS INCENDIARIOS

  

 
 
Se atribuyen a la mano del hombre el 92 % de los incendios en los montes, la mitad de ellos provocados maliciosamente, y la otra mitad por imprudencias o accidentalmente. Pero se utiliza de forma incorrecta el término pirómanos para referirse a sus causantes.
 
Dentro de los maliciosos, hay una porción de dudosa cuantificación atribuible a los pirómanos, que son personas con una tendencia patológica a provocarlos. Sienten una extraña ansiedad o excitación cuando se disponen a hacerlo, y una sensación de placer, a veces erótico, cuando después contemplan las llamas desde una mayor o menor distancia. El impulso que les induce a incendiar y el posterior disfrute gozado revelan su anomalía psicológica, motivada entre otras causas por carencias afectivas y otros traumas, que con frecuencia sufrieron y arrastran desde la niñez.
 
Pero hay otra categoría de incendiarios maliciosos, que actúan en solitario o concertadamente, bien sea para sacar un provecho propio, o en beneficio de terceros cuando lo hacen por encargo, o simplemente por venganza, dañar u otras causas.
 
Sin soslayar el abandono de la limpieza de los montes, el activismo ecológico extremista y las influencias climáticas, hay que centrarse en el resultado de las investigaciones que se practican, explorar el perfil y las motivaciones de los incendiarios detenidos, para obtener una visión fiable de conjunto. Son demasiadas y variadas las especulaciones y sospechas que circulan, quedándose en conjeturas sin demostrar.
 
Ante la multitud de montes ardiendo y sus consecuencias catastróficas, urge su extinción y evitar la propagación, además de respuestas convincentes a los interrogantes que se formulan, planificar bien los planes de prevención y desterrar su utilización política como arma arrojadiza.
 

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