Yo se bien que estoy en lo
alto,
y que el día que sea desalojado de la
Moncloa,
la mayoría brindará y no se
entristecerá.
Con el dinero expoliado a los
contribuyentes
y los fondos europeos, hago siempre lo que
quiero.
Mentiras, autobombo, derroches y regalías
compra-
votos son mi norma y ley.
No tengo trono ni reino,
pero aspiro a ser Jefe de Estado
republicano,
con la ayuda de los que me
auparon,
si sigo en la gubernamental
poltrona.
Por algo me someto a sus desafueros y
chantajes,
aunque sean contrarios a la
ley,
El manual de resistencia y una piedra en el
camino,
me enseñaron que mi destino era
escalar,
rodando cuesta arriba y rodeándome de
aduladores.
Si estorban y exceden en
aspiraciones,
sólo es cuestión de cesarlos y
recambiar.
Desde el Super Puma y el
Falcón
veo minúsculos a los de abajo.
¡ Pobres criaturas !
Para ahorrar energía, que
anden
o circulen en bici.
Si los calores sofocan
a ministros, ejecutivos y
políticos,
que se quiten la corbata,
siguiendo mi recomendación.
Lo extraño es que no les haya
sugerido
la falda fresquita y corta,
tal vez lo diga Irene Montero.
Mi compromiso es con los
necesitados,
mi lucha contra el gran
capital,
mi revolver y cartuchería el
BOE;
disparo a discreción.
A base de palabrería paso años y
días,
los que me critican no
entienden
mi bonhomía, son los de la
derecha
y los que fuman en puro.
A la de Igualdad le consiento
sus disparatadas ocurrencias;
mientras se pitorrean de ella
se olvidan por horas de mi.
El caso es sacudirme las pulgas de
encima,
echar la culpa a los de antes y a quien se
tercie.
El jefe nunca se equivoca, y si los precios
han subido de media un 10,9 por
cien,
gracias a él no están al
14-15.
Al final de las vacaciones
sabréis lo que vale un peine,
no será porque no aviso.
Pero el que, como yo, tiene el riñón
cubierto,
no tiene porqué preocuparse por
ahora,
ya les esquilmaré a su debido
tiempo.
Mas lo mío que no me lo toque
nadie,
lo que tengo y lo que poseeré de por
vida.
No soy Rey, ni tengo sus ataduras y
deberes.
Soy el Presidente del Gobierno,
que anda por libre, hago y deshago
lo que me viene en gana.
Puedo hasta respaldar la
supresión
de la enseñanza en castellano
y la “ desjudicialización “ política en
Cataluña.
Los que no estén conformes,
que acudan al Constitucional,
en donde tengo ya mis peones.
No seáis lloricones.
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