El color blanco se asocia a la pureza y la perfección, pareciendo que es el preferido por Yolanda Díaz, ministra del Gobierno, para vestirse y aparecer públicamente. Le sienta bien, favoreciéndole los modelitos que viste, cualquiera que sea su color. Pablo Iglesias se inclina más por los tonos oscuros en la ropa informal que suele vestir. Fue mentor de aquélla y también ministro, y desde que se quitó la coleta y recortó el pelo, ha mejorado su aspecto. En todo caso, los estilistas tienen la última palabra, aunque “ para gustos, colores “.Ambos, ella y él, “ andan de morros “ y ya no intercambian los besitos, abrazos y recíprocas lisonjas. Yolanda pretende atraer con su proyecto político “ SUMAR “ los restos de PODEMOS, y otras adherencias de la también extrema izquierda. Pablo se ha rebotado contra ella, ya que la promocionó a lo alto de la formación morada, volviendo a la arena y arenga políticas, que nunca abandonó tras su dimisión como secretario general de dicho partido.Ya veremos cómo acaba este pulso político y “ quién se lleva el gato al agua “. Ambos dominan el habla populista. Pero, a veces, hasta los “ machos alfas “ y los “ tenorios “ son engañados por mujeres que aparentan candor níveo. Cualquiera que sea el color y la calidad del ropaje que vistan, se transparenta la sectaria ideología de extrema izquierda, que Pablo y Yolanda han exhibido con profusión.“ A río revuelto, ganancia de pescadores “. Pedro Sánchez tiene preparada la caña con el anzuelo. Anda ocupado en llenar su despensa, ya que como dice el limosnero: “ Todo es bueno para el convento”. Máxime en el periodo de la vacas flacas.
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