¡ Qué pena tan grande causan
las rupturas sociales, las
familiares
los enfrentamientos bélicos y tantos otros males
!
Ocurre lo propio con los concebidos,
a los que se les siega la vida
antes de nacer; y con la violencia machista
de género y la gratuita que,
con las agresiones sexuales,
no paran de crecer.
El Mundo, por diversas causas,
pierde la racionalidad y el equilibrio
mental, cívico y moral.
Acostumbrado a las continuados desafueros
y maldades, piensa que son pasajeros y que algún
día terminarán.
Tal vez sea así. Pero si cesan, ¿
dónde
y cuándo rebrotarán ?
Este “ totum revolutum “, propio de la Humanidad
,
tiene un amplio repertorio del mal
obrar
y de gestos de buena voluntad.
En general, el miedo y el temor
provocan la inhibición y el ciego
furor.
No dejan espacio para la paz y la
reconciliación.
Se elevan plegarias a Dios y Alá para su
consecución.
Dirigentes, religiosos o laicos,
persiguen
con distintas fórmulas el mismo fin.
Parecen no tener efecto de momento.
Si los hombre de buena voluntad siguen en su
empeño,
el sueño anhelado podría ser
realidad,
si se descartan las unilaterales
ambiciones
y se renuncia a la fuerza y a las injustas
imposiciones.
Atentos tienen que estar para que
dure,
y no tropezar en la misma piedra
repetidamente.
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