miércoles, 23 de octubre de 2024

LA ASIGNATURA DE LA VIDA

  

No pueden dar lecciones
 
los que mucho tienen que aprender.
 
Hay que apretar bien los codos,
 
para alcanzar el aprobado,
 
el notable o el sobresaliente
 
y destacar en la excelencia.
 
En las diversas ramas del saber
 
y del correcto actuar personal,
 
ser maestro es una aspiración
 
y un reto a imitar; pero abundan
 
los que se estancan, conforman y resignan
 
con la mediocridad alcanzada, por  la falta
 
de oportunidades, dificultades de la vida,
 
indolencia o sentirse complacidos como están.
 
Como no todos podemos llegar a lo alto
 
ni lo deseamos, no admiremos a los que,
 
sin dar un palo al agua ni mérito alguno
 
son encumbrados. Bastantes cazurros hay.
 
Aunque no todos valemos para lo mismo,
 
seamos eficientes y responsables
 
en nuestra diaria labor.
 
La asignatura de la vida, cualesquiera que
 
sean los oficios desempeñados,
 
todos igual de dignos, si se lleva bien aprendida,
 
a nuestra descendencia y juvenil entorno próximo,
 
la podemos enseñar. El tronco común
 
abarca la honradez, el honor y la dignidad.
 
 
 
 
 
 
  

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