La oligarquía sanchista devora
con ansiedad los turrones.
Almacena azúcar y calorías,
para aguantar con energía
hasta el final de la legislatura.
Su insaciable glotonería
puede llevarla al empacho
y a tener que tomar sales
de frutas, como alivio, si quiere
volverlos a comer en las próximas
y venideras Navidades.
Para las presentes, los extremeños
ni siquiera le ofrecieron
polvorones,
en un claro un aviso a navegantes
de singladuras errantes.
El barco tiene vías de agua.
La tripulación
intenta taparlas.
El patrón reposa en el camarote.
Se acerca el paso de la dulzura
a la amargura.
¡ Cómo añorarán los turrones !