Escándalo tras escándalo, ya nada sorprende
y, lo que es peor, acaba por
acostumbrarse
la gente, por mucho que le repugne
la ración diaria del menú repelente.
Pese a las reiteradas protestas, no se
retira
el plato de la mesa ni el cocinero se
avergüenza.
Algunos chorizos, antes expuestos y vendidos
con marchamo de
saludable garantía,
resultaron no ser aptos para el
consumo.
Descubierto el fraude, quien los
promocionó
afirmó desconocer su podredumbre,
para alejar la
pestilencia que él encarna
y le rodea. No se compra ni en el “ Black Friday
“.
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