miércoles, 26 de febrero de 2014

EL DESAIRE AL PRÍNCIPE.

 

Un tipo independentista catalán y maleducado, Alex Fenoll, rechazó estrechar la mano del Príncipe Felipe en el Mobile World Congress celebrado en Barcelona. Iba el Príncipe saludando a los presentes en el pabellón de la Generalidad, cuando el susodicho individuo, situado ex profeso en primera fila, protagonizó el numerito:" No te doy la mano porque no nos dejas hacer la consulta. Te la daré cuando nos dejes votar". El Príncipe de Asturias le reprochó la descortesía, y la respuesta de tal sujeto fue: " No somos amigos. Insisto, te daré la mano cuando nos dejes votar".

Este individuo, a continuación, intercambió complacidos saludos y sonrisas con el Presidente de la Generalidad, Artur Mas, y algún que otro preboste del nacionalismo catalán que acompañaban a Don Felipe, sin que ninguno le afeara su proceder. El grosero desplante se había consumado y quedado registrado en imágenes y sonido para mayor gloria de la reivindicación independentista.

El hecho no puede ser considerado como anecdótico, sino que es una evidencia más, por si no hubiera ya bastantes, del grado de bravuconería y engreimiento del desafío secesionista en su disparatada deriva, a la que ya es hora de poner coto. No por el acaecido relatado, que por sí sólo quedaría en irreverencia zafia, mas sí por todo lo que se viene arrastrando y soportando debido a los aires megalómanos e ínfulas de superioridad sobre el resto de España que subyace en el desafío secesionista.

Además, la unidad de España no es negociable, y cualquier fórmula que camufle su desmembración debe rechazarse. Se oyen propuestas que huelen a chamusquina.

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