jueves, 20 de febrero de 2014

SEFARDÍES Y SEPARATISTAS

 

Los judíos sefarditas, descendientes de los que fueron expulsados de España en 1492 por los Reyes Católicos, ya pueden obtener la nacionalidad española. La inmensa mayoría de ellos no la precisan, lo que no obstará para que la soliciten en base a un sentimiento entrañable por Sefarad y el ladino, que han ido transmitiendo de generación en generación y han querido y sabido conservar.

Durante la segunda guerra mundial, millares de judíos escaparon a la persecución nazi al ser provistos por representaciones diplomáticas nuestras- ubicadas en donde aquella implicaba deportación y exterminio- de la documentación que les acreditaba como españoles. El pasaporte o salvoconducto español, concedido por razones humanitarias, fue su tabla de salvación, y así fue reconocido posteriormente al Régimen del General Franco por autoridades rabínicas y organizaciones judías.

Han pasado los años y a consecuencia de los nacionalismos separatistas y excluyentes de Vascongadas y Cataluña, muchos de los nacidos o afincados en dichas regiones, que no renuncian a su españolidad, han sido estigmatizados, produciéndose en las últimas décadas una diáspora, para poder vivir en libertad y seguridad. Cerca de un millar, que optó por resistir o combatir a la nueva versión de las SS, el terrorismo de ETA, cayeron por el tiro en la nuca o el coche bomba.

En el País Vasco, una vez efectuada la "limpieza", se impone el totalitarismo allí donde gobiernan e imperan los pro- etarras, y como ha dicho un héroe resistente: " Ahora no nos matan, pero no nos dejan vivir". En Cataluña duró poco la actividad criminal de "Terra Lliure", adquiriendo brío las teorías y prácticas secesionistas y el menosprecio y ninguneo de lo español.

Mientras se reparan agravios seculares a los descendientes de los sefarditas, otros españoles sufren actual persecución y ostracismo en su propio terruño por querer seguir siéndolo. También tenemos una deuda con éstos y, sobre todo, un compromiso con la unidad de España.

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