Esta vez, el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha traspasado la línea roja de lo política y diplomáticamente exigible a quien rige los destinos de una nación, y mucho más cuando se trata del máximo representante de un país que, se quiera o no, forma parte de la Hispanidad.
Maduro ha calumniado e injuriado públicamente al ex presidente del Gobierno español, José María Aznar, al referirse a él como el " asesino Aznar, sangriento asesino de España, el ex presidente español Aznar...Asesino le digo, porque él es el responsable de la muerte de 1.200.000 iraquíes, porque él promovió la guerra con el entonces presidente estadounidense George Bush".
La reacción diplomática del Gobierno Español fue inmediata: El Ministerio de Asuntos Exteriores convocó al encargado de Negocios de Venezuela en España- en ausencia del embajador venezolano que fue llamado por Maduro a consultas el pasado mes - para "pedirle explicaciones por las lamentables declaraciones", y desde la sede del Gobierno español se difundía un comunicado en el que, además de remarcar "su total apoyo y solidaridad" con Aznar, señalaba que " este tipo de descalificaciones, falsedades y calumnias sobre autoridades y líderes políticos españoles son, desgraciadamente, demasiado frecuentes por parte del Gobierno de Venezuela. Son injustificadas, carentes de fundamento e impropias de los profundos lazos de amistad que han unido a nuestros países."
Las relaciones entre Venezuela y España han ido deteriorándose desde que el chavismo impera en aquel país, tanto con Hugo Chávez, antes, como ahora con su sucesor Maduro. Los exabruptos contra los dirigentes españoles han ido a la par de la opresión dictatorial que subyuga al pueblo venezolano, coarta su libertad, reprime violentamente cualquier tipo de disidencia democrática interna y lo ha hundido en la miseria.
No hay que desdeñar que la insidiosa referencia de Maduro a Aznar coincida cuando la formación política de extrema izquierda PODEMOS- correa de transmisión del régimen bolivariano chavista en España- va en alza en los sondeos de voto y con ciertas posibilidades de alcanzar el poder. Las declaraciones de Maduro, además de falsas, servirían para desgastar a la, para él, derecha capitalista y explotadora, y echarle una mano más a Pablo Iglesias. Bastante dinero ya le ha adelantado.
El Gobierno español ha soportado con infinita paciencia tanto a Chávez como a Maduro, pensando en la seguridad e intereses de nuestros compatriotas y empresas allí radicados, y por solidaridad con los venezolanos que sufren los rigores totalitarios bolivarianos; pero de seguir así las cosas habrá que hacerle y decirle a Maduro algo más del "¿por qué no te callas?"
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