Los partidos políticos, corrientes de participación ciudadana para la construcción y funcionamiento del Estado democrático- constitucional, han pervertido su inicial concepción y andadura durante la Transición, y con el paso de los años se han convertido en grupos endogámicos, que sólo buscan su perpetuación o el acceso al poder, reproduciendo los enfrentamientos nefastos de la II República.Los de nuevo cuño, tanto los moderados como los extremistas y populistas, no andan a la zaga. Los nacional-separatistas en expansión vuelven a las viejas andadas, en un "in crescendo" desafío rebelde al Estado, sin que los gobiernos centrales de turno ni la Justicia hayan reaccionado con la firmeza legal exigida.Ante al peligro de la descomposición del Estado y la fractura de la Nación, sólo voces aisladas airean la evidencia- son más las que lo reconocen resignadamente en privado como algo inevitable-; pero tales avisos caen en saco roto y se desdeñan, calificándolos de " alarmistas".En fin, la sensación percibida es que cada partido está más preocupado por defender su " chiringuito" que por el interés general y la unidad de la Nación. Las voces más destacadas de las formaciones políticas que dicen lo contrario no convencen. Y cualquiera que sea la salida de la actual incertidumbre política- formación de un nuevo Gobierno o repetición de elecciones- no va a resolver los problemas más acuciantes. En todo caso, cambiar para que todo siga igual o vaya a peor. ¿Aprenderemos alguna vez la lección ?
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
miércoles, 20 de abril de 2016
DE IGUAL A PEOR
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